viernes, 11 de mayo de 2012

El mundo virtual pide afecto real

BY: RICARDO AURE / LA NUEVA PROVINCIA
  Agazapados detrás de esa cara bonita, asombrosa e irresistible que muestra Internet pueden multiplicarse los más diversos peligros sobre los todavía incrédulos y desprevenidos chicos.

   Según la organización de las Naciones Unidas para la infancia UNICEF, 6 de cada 10 niños navegan sin la compañía de un adulto.

   Casi un 90 por ciento de los chicos argentinos usa la computadora más de 2 horas al día.

   Datos de 2011 del Instituto de Adicciones de Madrid establecieron que el 96% de jóvenes se conecta habitualmente a Internet. El 35 por ciento de los pequeños internautas españoles tiene contactos con desconocidos y el 18% fija citas con ellos. El 30% de los menores que chatean recibe algún tipo de provocación.

   La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ofrece el programa "Comparte Internet con tus Hijos" y su coordinador, el médico Ariel Melamud, indica que la situación en nuestro país se refleja en cifras parecidas a las de Europa, en general, y a las de España en particular.

   Ante la vulnerabilidad, el pediatra señala que si el niño no tiene en su casa control de cómo usa Internet, queda expuesto "como si estuviera solo en el medio de una plaza".

   La gran clave, como en toda problemática infanto-adolescente, es una eficiente prevención proyectada mucho más allá de una información que sola no modifica conductas. Allí, el principal papel lo tiene que asumir la familia para evitar peligros y adicciones a las avasallantes nuevas tecnologías.

   Para Melamud, porteño de 48 años, la conciencia sobre esa otra cara de Internet aumenta con el transcurso del tiempo, pero admite que, si bien desde la SAP se pregona el cuidado con varios programas, siempre aparecen situaciones que se termina lamentando.

   También puntualiza que la prevención debe ser constante, que nada se resuelve sin un compromiso activo de los padres, algo que no pasa por prohibir y fijar límites sólo para la casa, porque el chico puede violarlos en otros lados, sino por la preparación ante cualquier amenaza de Internet.

   Para un adulto, 2 horas frente a la pantalla son muchísimas, pero más que establecer la cantidad de tiempo, debe evaluar las conductas inapropiadas.

   Melamud agrega que no todas las edades y todos los chicos tienen las mismas respuestas, y que lo único cierto es que se trata de un tema de educación permanente.

   –¿Están preparados los padres?
   –Padres, educadores y pediatras debemos cuidar a los chicos y para eso tenemos que estar preparados, pero no sé si lo estamos. Sé que nosotros lo intentamos. También hay varias instituciones que vienen actuando, por caso el Ministerio de Educación, las Naciones Unidas, por medio de UNICEF, y empresas como Microsoft, Google e incluso Facebook, que tienen una política de informe sobre abusos.

   –¿Todo eso se traslada a la población?
   –La verdad es que no. Según nuestras encuestas, el 80 por ciento tiene antivirus pero carece del control parental. Es decir que hay más preocupación por la salud de la computadora que por lo que le pudiera pasar al hijo con la computadora.

   Ante la presencia de información abundante y de fácil acceso se puede recurrir a servicios de control parental para filtrar contenidos.

   Melamud reitera que la SAP procura dar herramientas, tanto a los padres como a la comunidad pediátrica, para que afronten las situaciones que se generan a través del uso de la tecnología.

   Sobre el adulto dice que debe predicar con el ejemplo y ser coherente, porque de nada sirve que el chico abra la computadora y se encuentre con todas las cosas que a él le prohíben.

   En suma, conocer las tecnologías, entender los términos y condiciones, establecer normas y pautas razonables, regular el acceso a Internet, acompañar sus actividades y principalmente generar oportunidades de diálogo son los aspectos necesarios para garantizarles a los chicos un uso seguro de la web.

   También hay que enseñarles a ser críticos, buscar fuentes creíbles y contrastar cualquier información, porque muchos acostumbran a hacer sus deberes escolares copiando lo primero que encuentran en Internet.

¡Atención!

   El uso excesivo debe notarse cuando interfiere en la vida cotidiana del chico, quien pierde interés por otras actividades y sólo se siente bien con la computadora o el celular. Fracaso escolar, aislamiento social, alteraciones en la higiene personal, el sueño o la alimentación implican otras pistas.

   Hay factores de protección que pueden ser potenciados por padres y educadores, como la autoestima, las habilidades sociales y de comunicación, las alternativas variadas y saludables de tiempo libre.

   Ese acompañamiento educativo de los padres no se opone a la determinación de normas claras y a las penas por transgredirlas.

   "Un chico tiene que saber muy bien que no debe dar sus datos sin el permiso de sus padres y que lo que se publica en Internet es para siempre", afirma Melamud.

   Al volver a los padres, el pediatra enfatiza el valor de compartir, alerta que controlar no es acosar ni maltratar y concluye, respecto de las brechas generacionales-tecnológicas, que para ejercer una supervisión adecuada no hace falta ser un experto en informática.
 

1 comentario: